A estas alturas de mi vida casi nada me ofende o me molesta de verdad, me han repetido tantas cosas feas que lo único que han logrado es que desarrolle una piel gruesa como de chancho y salga de mi casa automáticamente bañada en aceite, pero que me dijeran que mi presencia es una falta de respeto me descuadró, realmente no me ofendió, sino que me dejó pensando.
El contexto

Como parte de mi trabajo de sensibilización sobre la identidad trans y nuestra situación actual en el Perú, me toca estar, en la mayoría de casos, frente a autoridades o funcionarios públicos. Pues bien, luego de un trabajo de coordinación en equipo con el Proyecto Unicxs de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, nos tocó sensibilizar/capacitar a personal de seguridad del Establecimiento Penitenciario de Lurigancho. 


Habiendo estado frente a policías, exmilitares, serenos, etcétera, estoy curtida de oir pensamientos machistas y misóginos. Alguna vez escuché un cuchicheo entre dos policías, donde uno llamaba "cabros" a un grupo de mujeres trans, el parche que le di a ese señor lo hizo desear no haber dicho lo que dijo; el punto es que puedo lidiar con situaciones de ese tipo, no me quejo, pero sí reflexiono.

Foto: Referencial de un evento sobre identidad trans.

No eran reclusos, eran agentes de seguridad

Fueron tres días de sensibilización, al primero no fui y según me comentaron, lo más difícil fue lidiar con un señor que invocaba la biblia como guía de vida. Al segundo día fui y se armó el desmadre; lo peor de esa sesión fue que dijeran que nacemos hombres, que siempre tendremos cuerpos de hombres, cromosomas de hombres y que nunca podremos ser madres y por eso no somos mujeres, ok, entramos en debate y finalmente concluimos que puede ser que no entendamos sobre identidad de género u orientación sexual pero que el respeto primaba. 

 

Ese segundo día, los agentes se la agarraron con mi compañero más que conmigo y apelaron a la diferencia de clases, es decir, otro tema. Al final de la charla, 5 agentes se acercaron a mostrarme su apoyo y me felicitaron por el valor de estar ahí.

"Es una falta de respeto que la traigan (señalándome) acá a hablarnos"

Los agentes se fueron pasando la voz y la asistencia del tercer día fue mayor, llegaron varios de sus "líderes", muchos de ellos con buena labia, esos que por hablar fuerte y claro creen que ya ganaron, pero que en verdad hablan mucho pero dicen poco o nada. 


A los pocos minutos de empezar la sesión, ese auditorio se asemejaba a los primeros momentos de los motines que solemos ver por televisión, entonces, en aras de impartir orden y quedarnos con aquellos que realmente quisieran escuchar lo que teníamos que decir, se les invito a retirarse a quienes así lo deseaban. A pesar que parecía que todos se estaban parando para irse, finalmente no fue así, y nos quedamos con la mitad (unos 40 aprox.). Eso sí, se quedaron dos señores que se encargaron de interrummpirnos durante esas 2 horas y cuestionar absolutamente todo.

 

Cada una de las 4 personas que estábamos parados frente a ellos teníamos respuesta para todo, íbamos saliendo airosas ante cada interrogante planteada hasta que llegó el momento en que alguien se queda sin argumentos para seguir un debate alturado y recurre a los golpes bajos.


"En verdad yo no entiendo porque nos hablan del problema que tienen (las personas trans) con su DNI. Eso realmente no sé qué tiene que ver con la discriminación y la verdad que es una falta de respeto que la traigan (señalándome) acá a hablarnos", puntualizó el hombre de unos 60 años aproximadamente.

La reacción de todos y todas

Cuando estuve a punto de responderle, mi compañera pidió la palabra y me defendió con todo, tal cual una mamá leona. Sus argumentos, entre académicos y meramente humanos, callaron al sujeto quien al expresar su sentir por mi presencia no tuvo el apoyo de ninguno de sus compañeros, más bien, algunos negaban con la cabeza como mostrándose en contra de lo dicho por su colega.  

FOTO: HACIENDO UN STAND COMEDY EN 2017.


Esa fue la gota que derramó el vaso de la jornada, que coincidió con el término de la misma, ya estábamos con la hora. Ese momento de tensión movió a todos y todas.


Una agente de seguridad que en un momento me preguntó si era una "trans operada", se acercó a pedirme disculpas, que obviamente acepté porque noté que fue un tema de ignorancia más que ganas de molestar. Otra muchacha con voz entrecortada y lágrimas en los ojos me mostró su apoyo, diciendo que si eso pasaba yo en un lugar como ese, qué otras tantas cosas debo soportar en la calle donde ando yo sola.

Mi análisis final

Ya pensando en frío, llegué a lo siguiente:

1. Me enteré que esos agentes de seguridad cuentan con un sindicato, lo cual se manifestó cuando eran los mismos quienes alzaban la mano y azuzaban a los demás. Como organizados que pueden llegar a ser, fueron uniéndose a las charlas para dejar en claro su posición respecto a la diversidad de la identidad sexual.  

2. Influyó que no haya ninguna autoridad superior (el director del penal, el presidente del INPE, por ejemplo) ya que les permitió expresarse sin filtro. Para mí fue bueno porque sino hubiéramos salido de ahí con un concepto errado, de que eran respetuosos, tolerantes, etc.

3. En la mayoría de los casos, no son capaces de separar sus creencias personales de su rol como autoridad dentro de ese recinto, por lo que realmente me apena el trato que le deben dar a las mujeres trans.

4. No todos están desinformados o son irrespetuosos. Hay quienes sí saben que merecemos el mismo trato y respeto que las demás personas.

5. En varias ocasiones mencionaron a su Reglamento Interno, que al parecer cumplen a cabalidad y que ciertamente no tiene especificaciones sobre el respeto de nuestra identidad. Entonces, quizás si tuvieran un reglamento más inclusivo podría mejorar el trato hacia la población LGBT, y por supuesto que pongo el condicionante adrede.

6. Mis compañeros resaltaron mi capacidad para no pisar el palito de las provocaciones y mantenerme firme sin retroceder un solo céntimetro. Y aunque en ese momento no lo pensé, sí que se habrán quedado rascándose la cabeza al ver que una trans no haya perdido los papeles, pero los perfiles estratégicos que debemos adoptar las personas trans es otro tema.


Y bueno, lo que pensé en el momento que el tipo me decía eso, lo plasmé en un post: