¿Qué pasa cuando una chica trans muere en el Perú?
Keiko era mi madre, no biológica pero sí mi madre trans. Me maquillaba para salir, me prestaba ropa e incluso permitía que me quedara en su casa luego de llegar de las fiestas vestida de mujer. Ella vivía sola, la buscaba para saber cómo estaba, comíamos juntas y nos cuidabamos, yo me había convertido en su hija.
El día del velorio de Keiko todas las amistades que habían tenido el gusto de conocerla se acercaban a verla en el ataúd y luego me reprendían: “¡qué mala hija! ¿cómo no eres capaz de maquillarla? ¿por qué está vestida así (como hombre)?” eran sus reproches contra mí. Y aunque me dolía verla así, no podía hacer nada; una hermana suya estaba ahí como representante de la familia, vigilando para que lo velaran como su hermano, no como su hermana.
Esto pasa en el Perú cuando fallece una persona trans:
Durante el último adiós. Muchas de nosotras no obtendremos el reconocimiento femenino ni en nuestro lecho de muerte. O si en vida logramos que nos trataran como mujeres, lamentablemente una vez fallecidas dependerá de nuestra familia o apoderad@ el ser enterradas como ellos quieren.
En los medios de comunicación. En noticias que tuvieron como desafortunadas protagonistas a mujeres trans, los textos periodísticos precisan frases como “hombre vestía de mujer, llevaba el pelo largo y pintado” o “un joven transexual fue asesinado de un balazo, (...) la víctima fue identificado como José Enrique”. Incluso citan su nombre legal pero en comillas ponen su nombre social como si se tratara de un alias: Juan Miguel Ramírez (23) “Jenny”.
En la carpeta fiscal. Cuando representantes del Ministerio Público oficializan el deceso de una mujer trans, no precisan su identidad de género, por ello, si posteriormente la muerte califica como asesinato no cuenta como un crimen de odio. Y no cuenta porque desde el principio (con el levantamiento del cadáver) se le consideró un hombre y no una mujer trans, por lo tanto quedamos invisibilizadas y no se puede exigir justicia.
En 2012, por primera y única vez, activistas LGBTI realizaron un ejercicio de la mano de la Fiscalía y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, y revisaron la información de cientas de carpetas fiscales para identificar que describieran a mujeres trans o gays. Se hallaron varios casos invisibilizados, lo que ayudó a que el número de crímenes motivados por la orientación sexual o identidad de género (crímenes de odio) crecieran.
Para evitar que las autoridades digan “no se han registrado muchos casos de crímenes de odio”, hay que pedir que haya un protocolo a la hora de consignar información de casos de personas trans o gays, de esa manera no seremos invisibilizad@s. Por su parte, los medios de comunicación peruanos, irónicamente, necesitan informarse mejor para que utilicen un lenguaje apropiado, como pasa en medios extranjeros.
Asimismo, se necesita que los medios difundan si fue un crimen de odio y/o una muerte a causa de la identidad de género u orientación sexual de la persona fallecida, para que se visibilicen casos que afectan a la población LGBTI.
En cuanto a los familiares o amistades, por favor, hagan lo posible para que consignen que su pariente fue parte de la comunidad LGBTI, de esta manera su muerte se visibilizará y su partida no habrá sido en vano.